La salud de tu perro depende en gran medida de lo que come, y, como dueño responsable, seguramente te preocupas por darle un alimento balanceado y en porciones suficientes. Sin embargo, esto no siempre asegura que tu compañero canino aproveche todos los nutrientes que necesita.  Si quieres saber si tu perro está recibiendo una alimentación adecuada, continúa leyendo.

Digestibilidad y valor biológico

La famosa frase “eres lo que comes” no dice toda la verdad, en realidad eres lo que absorbes, ya que el cuerpo no siempre asimila los nutrientes de los alimentos de manera correcta. Esta capacidad para aprovechar los nutrientes tiene que ver con la digestibilidad de los mismos, es decir, que tan fáciles o no son de procesar por el organismo. Esto aplica tanto para humanos como para perros; hay alimentos que el cuerpo de los caninos no asimila con facilidad, debido a la falta de enzimas, y que, por muy nutritivos que sean, no le beneficiarán.

Otro concepto relacionado es el de valor biológico, que se refiere a la calidad de las proteínas, hay algunas que su cuerpo absorbe fácilmente para nutrirse, y otras con menor valor biológico que simplemente las desechan a través de las heces. Los expertos en nutrición canina se han dedicado a investigar la digestibilidad y el valor biológico de los alimentos para desarrollar el tipo de comida más adecuado.

Los perros obtienen proteínas de alimentos de origen vegetal y animal, siendo la porción ideal un 18% o 20% de lo que come; sin embargo, esto puede variar según el estado de salud del perro y el tipo de actividad física que tenga. Algunos alimentos que tienen una buena digestibilidad y valor biológico son la carne de ternera, pollo, atún, el huevo crudo, así como el garbanzo, las zanahorias y las espinacas, por lo que al escoger comida para perro es importante verificar que tipo de alimentos se están incluyendo.

¿Cómo saber si tu perro está bien alimentado?

Algunas señales que te pueden decir si tu perro no está comiendo saludablemente, es la frecuente presencia de flatulencias, ruidos estomacales, diarrea o vómito. Mientras que, en casos extremos, puede haber pérdida de peso o sobrepeso, cambios en el apetito e incluso fiebre y deshidratación. También es común que haya una caída de pelo excesiva, mal aliento y manchas oscuras entre los dientes, brotes alérgicos en la piel y heces poco firmes.

Un rápido experimento es darle de comer por algunos días alimentos naturales y estar al pendiente de los cambios que surjan en su defecación. A menor cantidad de heces, por la misma cantidad de alimentos, significa que existe mayor digestibilidad y, por lo tanto, un mejor aprovechamiento de los nutrientes. Además, verás un cambio en la consistencia fecal, notándose más sólida y sin menos olor, así como un pelo más brilloso, mejor temperamento, orina menos concentrada, entre otros beneficios, conforme pase el tiempo.

Ahora que cuentas con esta información, será mucho más sencillo vigilar la calidad de la dieta de tu perro y sabrás si un nuevo tipo de alimento será lo más benéfico para él.